👶 El cuerpo habla… incluso antes de que tu hijo tenga palabras
¿Alguna vez has notado que tu hijo se agarra la barriga cuando está ansioso? ¿O que no quiere comer cuando está triste? Esas no son coincidencias. Tampoco lo es ese malestar estomacal que aparece justo antes de ir al médico, a la escuela o a una fiesta.
La emoción empieza muchas veces en el vientre.
Y detrás de esa conexión está el nervio vago, un mensajero silencioso entre las tripas y el cerebro.
🧠 ¿Qué es el nervio vago y por qué pasa por la barriga?
El nervio vago es el nervio más largo del cuerpo. Sale del cerebro y baja por el cuello, el pecho y el abdomen, tocando muchos órganos: pulmones, corazón, estómago e intestinos.
Desde allí, recibe y envía información todo el tiempo.
Por ejemplo: si el intestino detecta incomodidad, bacterias fuera de lugar o tensión visceral, el nervio vago se activa y le “avisa” al cerebro. Resultado: cambio de ánimo, de comportamiento o incluso bloqueo emocional.
Es por eso que muchas veces, un niño con el intestino inflamado o desregulado puede parecer ansioso, irritable o apático. No lo hace por actitud. Lo siente en su cuerpo.
😟 Cuando el intestino también llora (aunque no lo escuches)
Algunas señales de que el intestino está afectando el mundo emocional de tu hijo:
- Se queja de dolor abdominal sin causa médica clara
- Tiene cambios bruscos de humor después de comer
- Alterna estreñimiento y diarrea con frecuencia
- Muestra ansiedad o miedo en situaciones nuevas
- Se niega a comer ciertos alimentos o pierde apetito
- Tiene episodios de desconexión emocional o irritabilidad inexplicable
🌱 ¿Qué podemos hacer? Escuchar el cuerpo con más ternura
El punto no es forzar la comida, ni ignorar el malestar. El punto es mirar al intestino como un espejo de cómo se siente tu hijo por dentro.
Aquí algunas ideas para ayudar:
✅ Observar patrones: ¿cuándo aparecen los malestares o cambios?
✅ Ofrecer alimentos reales, con fibra, sin presión ni premios.
✅ Incluir rutinas que calmen el sistema nervioso (masajes, canto, juegos suaves).
✅ Acompañar el momento digestivo con calma: menos pantallas, más conexión.
✅ Buscar apoyo terapéutico si el cuerpo grita demasiado fuerte.
❤️ Una nueva forma de conectar: desde la panza al corazón
No es exageración decir que la panza piensa y siente. Es que el nervio vago une esas dos partes que creemos separadas: el cuerpo y la emoción, la digestión y el vínculo, la calma y el aprendizaje.
Escuchar el intestino de tu hijo es otra forma de escuchar su alma.
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