La inclusión no tiene fronteras. Ni siquiera las espirituales. En Panamá, un grupo de madres valientes y comprometidas encontró en la fe un camino para que sus hijos con discapacidad pudieran también vivir la espiritualidad a su ritmo, con respeto y amor. Así nació la catequesis inclusiva, una experiencia que hoy transforma comunidades enteras.
¿Qué es la catequesis inclusiva?
La catequesis inclusiva es un espacio de formación espiritual diseñado para niños y niñas con discapacidad o necesidades educativas especiales. Aunque es promovida por la Arquidiócesis de Panamá, su origen es profundamente comunitario: nació de la iniciativa de madres que, más allá del diagnóstico de sus hijos, buscaron también alimentar su dimensión espiritual.
Omi Medina, catequista con más de 12 años de experiencia y una de las organizadoras, lo resume así:
“No fue la Iglesia quien las buscó. Fueron estas mujeres empoderadas quienes dijeron: ‘mis hijos también tienen derecho a crecer en la fe’”.
Desde entonces, ya son cinco años de recorrido y más de cuatro parroquias que ofrecen esta propuesta única, donde la espiritualidad se adapta a las capacidades de cada niño.
Una catequesis a la medida de cada niño
A diferencia de la catequesis tradicional, en la inclusiva cada niño tiene un plan personalizado. Si hay 40 niños inscritos, hay 40 paquetes distintos de actividades. Se considera si el niño puede tomar un lápiz, si tiene lenguaje verbal, si asiste a la escuela, o si tiene otras experiencias de vida que le permitan conectar con los temas.
“No hay un solo camino para llegar a Jesús”, explica Omi. “Por eso, dejamos de seguir los contenidos rígidos y nos enfocamos en lo esencial: quién es Jesús, qué representa su amor, y cómo lo podemos vivir desde lo cotidiano”.
El enfoque es familiar. Padres y madres no solo acompañan, sino que participan activamente. Esto crea redes de apoyo, amistad y crecimiento mutuo.







Historias que inspiran: la experiencia de Leidi Castellano
Leidi Castellano es mamá de un niño que participa en la catequesis inclusiva desde hace tres años. Lo que comenzó como una búsqueda para su hijo, se convirtió en una misión personal. Hoy, además de mamá, es voluntaria activa.
“Para mí ha sido muy enriquecedor. Compartir con otros padres que viven situaciones parecidas me ha llenado emocional y espiritualmente. Sentí que debía seguir apoyando”, cuenta con emoción.
Y es que el grupo ha crecido tanto que pasaron de 23 niños el año pasado a más de 40 este año. El compromiso de las familias es cada vez mayor, y la necesidad de voluntarios también.
¿Cómo participar?
El proceso es gratuito. No se requiere traer materiales, solo el certificado de bautismo (o se puede hacer el bautismo si no lo tienen). Las inscripciones se hacen a través de un código QR que enlaza a un formulario de Google, seguido de una entrevista personalizada.
La catequesis inclusiva ya está presente en:
- Parroquia San Gerardo Mayela (Chanís)
- Parroquia Guadalupe (Chorrera)
- Parroquia Santísima Trinidad de la Natividad de María (Cerro Viento)
- Iglesia de Piedra de Río Abajo
- Parroquia Santísima Trinidad (El Dorado)
El objetivo es claro: llevar la inclusión a cada rincón, también dentro de la Iglesia.
Enlace para el formulario de confirmación
Enlace para el formulario de primera comunión

Más allá de un sacramento: un espacio de pertenencia
La catequesis inclusiva no es solo un espacio para prepararse a recibir la Primera Comunión. Es un lugar donde los niños y sus familias pueden ser ellos mismos. Un entorno seguro, empático y con sentido.
“Los verdaderos beneficiados somos nosotros”, confiesa Omi. “Los que aprendemos a mirar con nuevos ojos, sin prejuicios, somos quienes estamos incluyendo”.
¿Por qué es importante hablar de inclusión también en la fe?
Porque la fe es parte de la vida de muchas familias. Porque las personas con discapacidad también tienen derecho a vivirla plenamente. Porque cada espacio, cada actividad, puede ser una oportunidad para construir un mundo más justo y amoroso.
Y porque cuando se abre un espacio para el amor, lo que ocurre es milagroso.








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