Un nuevo informe de UNICEF advierte sobre una realidad que no podemos ignorar: por primera vez, la obesidad se ha convertido en la forma más común de malnutrición infantil, superando al bajo peso.
Actualmente, 188 millones de niños, niñas y adolescentes —uno de cada diez— viven con obesidad, lo que los expone a enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, hipertensión arterial y problemas cardiovasculares.
De la desnutrición al sobrepeso: un cambio preocupante
En los últimos 25 años, la prevalencia del bajo peso en la niñez ha disminuido a nivel global. Sin embargo, la obesidad se ha triplicado, alcanzando un 9,4% en niños de 5 a 19 años. Solo en África Subsahariana y Asia Meridional el bajo peso sigue siendo más común que la obesidad.
Los países insulares del Pacífico encabezan las cifras más alarmantes: en Niue el 38% de los niños y adolescentes vive con obesidad, seguido de las Islas Cook (37%) y Nauru (33%). En América Latina, la situación también preocupa: en Chile el 27% de la población infantil padece obesidad.
El papel del entorno alimentario
Lejos de ser una simple “decisión personal”, la alimentación de nuestros hijos está fuertemente influenciada por su entorno. Los alimentos ultraprocesados —ricos en azúcares, grasas no saludables y aditivos— se han vuelto más accesibles y atractivos que frutas, verduras o proteínas frescas.
Según un sondeo de UNICEF realizado en 170 países, el 75% de los jóvenes entre 13 y 24 años había visto anuncios de comida rápida o bebidas azucaradas en la última semana, y el 60% reconoció que esos anuncios despertaron su deseo de consumirlos.
En otras palabras, la publicidad, la disponibilidad de productos poco nutritivos en escuelas y tiendas, y la falta de políticas que promuevan opciones saludables están configurando un entorno que favorece la obesidad infantil.
Consecuencias y costos a futuro
El sobrepeso y la obesidad infantil no solo impactan la salud de los niños hoy, sino que condicionan su vida adulta. Enfermedades como la diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares y algunos tipos de cáncer están directamente relacionadas con este problema.
Además, las repercusiones económicas son enormes. UNICEF estima que, si no se toman medidas, el costo global de la obesidad superará los cuatro billones de dólares anuales en 2035.
Qué podemos hacer como familias y comunidad
Aunque la magnitud del problema exige políticas públicas firmes, en casa también podemos marcar la diferencia. Algunas acciones recomendadas son:
- Priorizar alimentos frescos y naturales en la dieta familiar.
- Reducir al mínimo el consumo de ultraprocesados, bebidas azucaradas y comida rápida.
- Involucrar a los niños en la preparación de comidas nutritivas.
- Promover la actividad física diaria y el juego al aire libre.
- Hablar con los niños sobre la importancia de una alimentación balanceada.
UNICEF insiste en que la obesidad es también una forma de malnutrición y que combatirla requiere un compromiso conjunto de gobiernos, escuelas, familias y comunidades.
En Integra Vidas creemos que…
La salud física, emocional y cognitiva de los niños depende en gran parte de una nutrición adecuada. Una alimentación nutritiva es clave para el aprendizaje, el desarrollo del lenguaje, la atención y la autoestima.
Por eso, desde nuestro centro educativo inclusivo y personalizado, acompañamos a las familias no solo en el proceso académico de sus hijos, sino también en la construcción de hábitos saludables que favorezcan su crecimiento integral.








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