Durante años, se ha hablado de la relación entre el intestino y el cerebro. Se han propuesto teorías, se han hecho estudios y muchos especialistas han observado en la práctica cómo lo que pasa en el sistema digestivo puede afectar nuestras emociones, conducta y atención.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature (Zhou et al., 2024) podría aportar evidencia clave para entender cómo esta conexión sucede a nivel celular.
El hallazgo: células del intestino que se comunican como neuronas
El estudio, realizado por un grupo internacional de investigadores y revisado por pares, identificó un tipo de célula poco conocida llamada telocito, ubicada en el entorno de las células madre intestinales.
Lo sorprendente es que estas células parecen comunicarse de una forma muy similar a las neuronas: utilizando vesículas, señales químicas y estructuras especializadas que, hasta ahora, solo se habían observado en el sistema nervioso.
Aunque el estudio no prueba de manera definitiva la conexión directa entre el intestino y el cerebro, sí plantea una posible vía de comunicación interna en el intestino que podría influir en el resto del cuerpo, incluyendo el sistema nervioso.
¿Qué son los telocitos?
Los telocitos son células con prolongaciones extremadamente largas (llamadas telópodos) que se extienden por los tejidos y forman redes de contacto. Durante años pasaron desapercibidas, pero ahora se estudian por su posible rol en:
- La regeneración de tejidos.
- La comunicación entre células madre y su entorno.
- Y ahora, potencialmente, la transmisión de señales dentro del intestino como si fueran mini-neuronas.
Este hallazgo podría ayudar a explicar por qué nuestro intestino reacciona ante emociones, y cómo nuestras bacterias y alimentos afectan nuestro estado mental.
El eje intestino-cerebro: cada vez más evidencia
Desde hace décadas, muchos científicos han planteado la existencia de un eje intestino-cerebro, una red de comunicación entre el sistema digestivo y el sistema nervioso central.
Este nuevo hallazgo no lo confirma por completo, pero sí abre la puerta a nuevas investigaciones que podrían demostrar que el intestino tiene más influencia sobre nuestra mente de lo que se pensaba.
¿Y esto qué tiene que ver contigo o con tu hijo?
Mucho. En Integra Panamá, trabajamos con niños que presentan neurodivergencias, dificultades del desarrollo, desafíos sensoriales y del lenguaje. En muchos de estos casos, el sistema digestivo también muestra señales de alerta: estreñimiento crónico, diarreas, intolerancias alimentarias o problemas con la alimentación.
Sabemos que:
- Una buena salud intestinal favorece la regulación emocional.
- Lo que comemos afecta cómo sentimos y cómo aprendemos.
- Y que cuidar el cuerpo también es cuidar el cerebro.
Por eso, abordamos el desarrollo infantil desde un enfoque integral, que no solo se centra en el lenguaje o la conducta, sino también en los factores físicos, sensoriales y biológicos.
Conecta con tu cerebro desde el intestino
El estudio de Zhou y su equipo no da todas las respuestas, pero sí confirma que vamos por buen camino: entender mejor cómo el intestino participa en nuestro bienestar general, y cómo puede influir incluso en nuestras capacidades cognitivas.
La ciencia avanza, y cada vez tenemos más razones para decir con certeza que cuidar el intestino es también cuidar el cerebro.
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